El próximo 6 de junio con nuestro voto, los mexicanos, vamos a ahogar un monstruo o a destaparlo y crecerlo.
Tenga máximo cuidado.
El presidente actual, el reyezuelo, que se dio a la tarea de sacar todos los muebles y enseres de la Residencia Presidencial de los Pinos y se fue a vivir como todo un rey a Palacio Nacional, puede ser detenido con nuestro voto, ahora, este mes próximo, antes de que lo convierta todo a su favor y sigamos creyendo que la culpa la tienen los anteriores.
Y fíjese usted, amable lectora, lector que yo fui de esas personas que fueron a conocer la Residencia de los Pinos y me conmoví al ver cuartos y cuartos vacíos sin ningún cuadro, medalla, cuando menos un recuerdito que les hayan regalado presidentes de otros países a México, y al no ver nada me indigné y me enojé, éramos familias enteras caminando de una habitación a otra, viendo paredes pelonas, pero ese día no pude darme cuenta que esto también fue un juego de nuestro maquiavélico presidente, ahí, él, mató dos pájaros de un solo tiro: nos dejó creer que todos los presidentes anteriores fueron unos depredadores y se llevaron hasta los cuadros y aprovechó para instalarse en Palacio Nacional como todo un rey naciente.
Por eso le digo que este 6 de julio o ahogamos al monstruo o lo destapamos y ya destapado quién sabe hasta dónde crezca, pero lo que si estoy segura es que será el día en que nazca un dictador y recuerde que el siglo pasado los dictadores de Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, elaboraron, con toda la maldad del mundo, el Plan Cóndor que se trataba de vigilar, detener y torturar, para luego trasladar a otras cárceles entre estos mismo países, a quienes no fueran afines a sus regímenes.
La desaparición y el asesinato conmueve, pero lo que es indescriptible es que, eliminados los subversivos, casi todos eran jóvenes, se secuestraba a sus hijos y se les enviaba a un orfanato en otro país haciendo imposible su localización por parte de los abuelos o parientes, de ahí nace la asociación Abuelas Argentinas con Nietos Desaparecidos.
Los movimientos izquierdistas son atractivos, prometen, pero no hay nada nuevo bajo el sol y casi todos terminan por desquiciar al ganador, como el caso de Fidel Castro que quería libertad para Cuba y los llevó a medio siglo de sometimiento político y aislamiento comercial. Así o más claro.
Votemos por la democracia, ahoguemos al monstruo.
Votemos inteligente.
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