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EL HERALDO SILVIA GONZALEZ DELGADO

EL EJE DE LA ESPIRITUALIDAD


Nuestro planeta, la Tierra, gira constantemente y nosotros dentro de ella; también en nuestra individual existencia diaria viramos alrededor de ejes que construimos. Podemos asentarnos en un país diferente o quedarnos en nuestro terruño, y aun así construimos esos ejes de vida.

Una personalidad sana gira alrededor de tres ejes prioritarios: El material, el afectivo y el espiritual.

El eje material es realizarse en un trabajo; haber desarrollado capacidades productivas económicamente. El eje afectivo consiste en la capacidad de amar, interesarse, cuidar, respetar y servir al otro.

Y, finalmente, el eje espiritual, que es el más difícil de establecer porque nos manipula la mercadotecnia y la religión. Hoy en día, muchos de nosotros nos preguntamos por qué este eje espiritual no lo satisface la religión católica o cristiana. Personalmente envidio a quien vive esta fe sin cuestionarse a Constantino (274 años d C) que mediante muchas horribles guerras y 300 años después de la muerte de Jesucristo, cuando ya no había ni polvito de los apóstoles, impuso por decreto, la fe católica, y armó La Biblia como la degustamos hoy.

El ser humano tiene una inmensa necesidad de creer en un ser superior, de formar un eje espiritual al que aferrarse en los giros de su vida, por eso creamos religiones que, todas, tienen fundamentos hermosos de amor, servicio y conductismo. Sin embargo, esa necesidad de creer nos vuelve vulnerables al grado de pelear cruelmente por religión, y con ello, a lo largo de la historia, el ser humano se da cuenta que espiritualidad y religión no tienen nada que ver.

Como todos los mexicanos soy producto de un sincretismo religioso, una mezcla de la adoración al sol indígena y mi herencia católica española, por eso me tocó quemar a Judas los sábados de Gloria e ir a bailar después de cuarenta días sin fiesta, eventos que me gustaban, pero que no pude convertirlos en eje espiritual de mi existencia.

NAMASTÉ

www.silviagonzalez.com.mx

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