Nuestra civilización actual nos pide a gritos que las primarias incluyan la materia de Sicología donde se capacite al niño, desde primero de primaria, para manejar sus emociones; por ejemplo, que un niño reconozca por medio de un dibujo, una canción o una frase escrita por él mismo, que está padeciendo ansiedad porque sus padres están en un proceso de divorcio le salvaría de una problemática de inatención.
Es tan fácil hablar de emociones, pero nuestra cultura nos lo hace difícil. La Sicología tiene cien años, la astrología cinco mil, primero conocimos planetas y estrellas, y hemos dejado el estudio de nuestras emociones al final, tanto, que hoy, la Astronomía es de rigor en el programa escolar y Sicología no.
Si las emociones trastocan nuestras vidas es urgente que desde pequeños aprendamos a observar nuestra propia mente cuando esté inquieta y cuando esté en paz, y los eventos que las provocan para, finalmente, entrenar a nuestro cerebro a escoger los pensamientos que le den paz.
Sobre todo, porque a los doce años algunos adolescentes no saben lidiar con sus sentimientos, falla su química cerebral, y los agobian los deseos de suicidarse.
El método educativo cambia a cada instante sin que nos lo propongamos, cuando estuve en secundaria me daban taquimecanografía, a algunos de mis hijos les tocó clases de computación, ahora esto es obsoleto; sin embargo, seguimos sin enfrentarnos a lo esencial: enseñar al niño el uso de la mente emocional.
Querido lector, lectora, si de niño hubiéramos aprendido Sicología, manejo de emociones, asertividad, autoestima, espiritualidad, respeto a la naturaleza, nos hubiéramos evitado algunos coscorrones de la vida.
Imagine, amable lector, que desde pequeño le enseñaran filosofía, es seguro que a los diez años les hubiera dicho a sus padres que usted, como el filósofo Spinoza, ya se dio cuenta que la naturaleza es Dios, o aceptaría, tempranamente, como Sócrates, que aunque sabe, no sabe nada. Sería grandioso escuchar por los pasillos escolares las discusiones de los jóvenes: ¿Tú con cuál filosofía la armas?, -Yo con la budista, y cuando me alcoholizó le agarró muy bien la onda al fenómeno de la Impermanencia.
Que las políticas públicas den prioridad a la educación infantil mental, que se agregue la materia de Sicología, ahora que ya no tenemos que estudiar computación, esto, con la intención de evolucionar como humanidad.
NAMASTE
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